domingo

capitulo tres


Al cerrar y abrir las compuertas, varias veces, para que se ventilen las respuestas, las palabras que la incendiaban recorrían ahora los aires de lo externo.
Lentamente podía sentirse atravesando paredes hasta ese momento ocultas.
Arrancó un punto de la oración, entonces sonaba todo el tiempo, como si el disco estubiera rayado. Y le gustaba. Siempre le gustó eso de repetir hasta cansar, consumirlo hasta desvanecerse y caer y golpearse y sangrar.
Desde dentro, puro incentivo al máximo para sucumbir y volver al punto, y refrescar otra vez.

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